martes, 10 de marzo de 2015

Fade out

De vez en cuando los recuerdos de amores pasados vuelven como hojas cayendo de los árboles sobre tu cabeza, indicando lo que ya sabés, un cambio de estación. El viento las voló hacia tu cabeza, tanto así como a esos recuerdos que te hicieron sentir lo que hace tanto no sentías, una vez más.
Y releés los poemas escritos, revivís sensaciones encontradas, volvés a sentir esa angustia del final inminente que todas tus ex tuvieron y te abrazás a la idea de ellas al menos por unos minutos.
Luego de escuchar un par de canciones que te transporten a sus lados, soltás sus manos, las melodías se van en fade out y vos volvés a la actualidad, en la que te encontrás simplemente recordando lo que alguna vez fue y no pudo ser.
Entonces te dirigís a escribir para que esa sensación no quede nunca en el olvido, porque el olvido es el final de todo lo que existe en este mundo y no querés nunca alcanzarlo de verdad. No las querés olvidar, ya no es necesario. Te gusta recordarlas, te gusta recordar lo que hiciste por esos amores, lo que les diste, lo que se llevaron de vos. Todo eso que diste y ya no tenés más hace a la versión de hoy de vos. Te guste o no, te marcaron, te hicieron un camino diferente al que recorrías hace un tiempo y ahora, para bien o para mal, tenés que agradecerles todo lo transitado. Tal vez para eso sean los recuerdos, para poder agradecer desde un lugar especial todo lo obtenido. O simplemente tal vez sea para volar un ratito al pasado, aún si no sea tan recomendable a veces.
Lo único que se puede asegurar es que lo bueno de los recuerdos es que sólo eso son, porque nunca podrían encajar en una realidad actual. Mezclar pasado con presente es querer encajar un cuadrado en un círculo y de eso ya conozco demasiado como para seguir tropezando con las mismas piedras, en el mismo camino, tras el mismo viento que alguna vez nos unió.