domingo, 5 de octubre de 2014

Cerebro en remojo

Lleno un balde con agua y mucho jabón,
es más bien grande, tal vez más grande que yo.
Remojo una esponja, la dejo reposar. 
Ésta no va a ser una tarea fácil de realizar. 
Me saco la ropa, tomo la esponja y empiezo a limpiar 
cada huella que dejaste en mi piel quiero poder borrar. 
Refriego fuerte, no logran salir, 
la dejaste bien marcadas sin saber que te ibas a ir.
Y ahora con todas mis fuerzas lavo, las saco de su lugar 
y después de un rato largo no van a estar más.
Abro mi cabeza en dos, saco mi cerebro también.
Te impregnaste en varios lugares, te lograste esconder bien.
Lo remojo entero en el balde y varias semanas lo dejo allí.
Esta no va a ser tarea fácil, lo sé, pero no me voy a arrepentir. 
Camino vacía por las calles, voy inerte de acá para allá. 
Pero sé que en este viaje, cuando te pierda, me voy a encontrar. 
En un par de semanas, mi cerebro ahora en remojo, 
va a estar listo para usar, 
sin ningún tipo de recuerdo que me pueda lastimar.
Y ya no vas a estar más, pero a mi no me va a preocupar.
Todo lo que me haga mal, el agua se lo está por llevar.