Lleno un balde con agua y mucho jabón,
es más bien grande, tal vez más grande que yo.
Remojo una esponja, la dejo reposar.
Ésta no va a ser una tarea fácil de realizar.
Me saco la ropa, tomo la esponja y empiezo a limpiar
cada huella que dejaste en mi piel quiero poder borrar.
Refriego fuerte, no logran salir,
la dejaste bien marcadas sin saber que te ibas a ir.
Y ahora con todas mis fuerzas lavo, las saco de su lugar
y después de un rato largo no van a estar más.
Abro mi cabeza en dos, saco mi cerebro también.
Te impregnaste en varios lugares, te lograste esconder bien.
Lo remojo entero en el balde y varias semanas lo dejo allí.
Esta no va a ser tarea fácil, lo sé, pero no me voy a arrepentir.
Camino vacía por las calles, voy inerte de acá para allá.
Pero sé que en este viaje, cuando te pierda, me voy a encontrar.
En un par de semanas, mi cerebro ahora en remojo,
va a estar listo para usar,
sin ningún tipo de recuerdo que me pueda lastimar.
Y ya no vas a estar más, pero a mi no me va a preocupar.
Todo lo que me haga mal, el agua se lo está por llevar.
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