lunes, 6 de julio de 2015

Hacer creíble lo increíble

Me desconstruí hasta ser quien soy hoy.
Me perdí sin saber que alguna vez iba a llegar este momento.
Ni vos sabés en qué me convertí, ni tampoco quién soy.
Soy mucho más que pensamientos, mucho más que sentimientos.
Soy el conjunto de lo que me enseñaste a través de todo este tiempo.

Creíste que no te escuchaba.
Creíste que tu saliva desaprovechabas,
pero me embebí en lo que decías,
Mientras hablabas, yo sólo aprendía, 
y hoy sé más de lo que creerías,
más de lo que querías.


Me pierdo en este camino con niebla.
No veo nada, sólo escucho las voces.
Y aunque no se note, sus bocas tiemblan.
Ya es hora de dejar la pose.
No quieras tapar lo que claramente está ahí,
lo que tanto temiste, lo que tanto temí.

¿Cómo no ver lo que es tan claro?
Estuve tanto tiempo ciega, perdida en lo absurdo.
Pienso en el tiempo perdido y el tiempo ganado.
Y aunque suene raro, aunque suene burdo,
hay una razón evidente para que esto finalmente haya pasado.

Si me regalan la miel, la ponen en mis labios,
la puedo saborear, la trago y la vuelvo a probar.
Sin dudarlo, no hay que ser muy sabio
para saber qué voy a querer más.

Y ya no puedo no comparar,
se me hace imposible.
Tampoco encuentro la manera de frenar.
Es algo irresistible, saber que en tus manos está
aprender a creer en lo increíble.

Llegó el día.



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